El reciclaje es un proceso fundamental para el cuidado del medio ambiente, ya que permite transformar los residuos que generamos diariamente en nuevos productos o materias primas útiles. Su principal función es reducir la cantidad de basura que termina en los vertederos o en el medio natural, lo que ayuda a disminuir la contaminación del aire, del agua y del suelo.
Además, el reciclaje contribuye al ahorro de recursos naturales, como el agua, los minerales y los árboles, ya que muchos materiales reciclados pueden reutilizarse sin necesidad de extraer nuevas materias primas. También supone un ahorro de energía, ya que producir objetos a partir de materiales reciclados suele requerir menos energía que fabricarlos desde cero.
Este proceso tiene un impacto positivo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, ayudando así a combatir el cambio climático. Además, fomenta la educación ambiental, la conciencia ecológica y la participación ciudadana, promoviendo una sociedad más responsable y sostenible.
Residuos biodegradables como restos de alimentos y plantas. Se usan para compostaje y abono natural.
Residuos no biodegradables que no se pueden reciclar fácilmente, como vidrios rotos y pañales. Se deben disponer correctamente para evitar contaminación.
Materiales inorgánicos que pueden ser reprocesados, como plástico, papel, vidrio y metal. Sirven para fabricar nuevos productos y conservar recursos.